Pensando en mi vieja habitación, la que tuve desde los doce años, me di cuenta de los cambios por los que he pasado en menos de un simple año; y sin embargo, para mí han sido como una vida completa.
Alguna vez sólo fui un parásito ocupando un espacio pequeño de habitación, y reclamando con firmeza por una pared contra la cual largar mis "dotaciones cristianas" (nunca fui cristiano, así que cualquier persona entiende a qué me refiero); pero de un momento a otro, se ha convertido en un lugar más que cristiano, en donde los religiosos se reúnen, y en donde hablan de "nuestro" Señor Jesucristo (más allá del sarcasmo). O mejor dicho, un lugar para el cual escupir y largar mi semen de vez en cuando (no es necesario especificar más, aunque ahora el cómo quede esa pared, y cuánto me lleve limpiarla importa más que cualquier otra cosa).
También recuerdo aquellos tiempos en los que vigilaba por si no había una satánica cucaracha en mi hermoso camino; hoy en día miro si no hay un hermoso insecto pero para cagarme las patas, y aplastarlo pensando que estoy reventando las gambas del dios de los judíos.
Ojalá su cruzada sea idónea, que me meo de la risa de él.
miércoles, 3 de febrero de 2010
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