domingo, 8 de noviembre de 2009

¿Título?, ¿para qué?

Huyyyyy... cómo odio al mundo y a las mierdas que en él se encuentran (seres humanos).
El otro día, hablando con un judío le comentaba acerca de la ciudad en la que vivo, diciéndole que se encuentra en un lugar tal lejano de todo "que no llega a ver el sol", y al oir eso, una idiota de San Isidro me pregunta, "¿Ay, ahrré, en serio no sale el Sol en dónde vos vivís?"... pffffffff
La misma boludita nos había preguntado tanto a mí como al juden (es... "ateo") cómo podíamos vivir sin tener el niño Jebús en nuestros corazones, también me interrogó de manera interesada acerca de si el grupo (grupo one man band) Burzum interpreta música de trompetas, al ver la tapa del disco "Filosofem", éste:

Y entre otras idioteces que pudo decir su compleja mente de Zona Norte estuvo el que sabe qué es la discriminación por vivir en un "pueblo chico", - evidentemente sabe qué es la discriminación, pero la ve del otro lado... (Frase prestada del señor chefa). Y para cerrar con las ridículas desventuras de ese personaje, está el hecho de que se haya ido a la mierda en la mitad de la clase de Biología, cuando la profesora explicaba ciertos aspectos subyacentes al aparato reproductor masculino, y exponía un dibujo del corte transversal de un amiguito con todo el equipo completo... Sintió vergüenza la chetonta.
Uffff... para sentir vergüenza viendo un dibujo, y en cambio arrodillarse tranquilamente delante del primero que se le cruza... Sí que no entiendo a la asquerosa estirpe humana.


Queda pendiente el que me siga quejando de más gente... pero ahora estoy seco de ideas, de ganas, de tiempo, bueno, eso no, y yo qué sé...

sábado, 7 de noviembre de 2009

¡WTF! - Parte 2

Repasemos mi nefasto día.

Después de pasarme horas acostumbrándome a portar estos cristales místicos sobre mi cara, por fin logré hacer que mi visión no se nuble completamente por llevarlos un rato mirando algún punto fijo... pasada la pelotudez, vayamos al escrito.

Hoy al ingresar a un sitio que visito regularmente para ver noticias relacionadas con cosas de freakys (como yo), me encuentro con la ingrata sorpresa de que todas las nuevas creaciones que realizan los personajes anónimos son hospedadas por el malévolo portal mediafire, ¡Cómo lo detesto!. La maldita basura anda a 3/kbp segundo... debe ser alguna maldición de los zelotes judíos.
Evidentemente eso me amargó la tarde.

Luego de soportar mil calvarios y traspasar las tierras sin sol ni luna, una vez habiendo descendido del infernal colectivo de la línea 242, en la estación de Boliniers (no, no lo escribí mal), y disponiéndome a caminar entre la parva infrahumana de vidas apuradas y noches alocadas con travestis, vinos tintos de caja, y bolsitas de pegamento - algunos -, tuve que cerrar mis fosas nasales para no respirar el nauseabundo aroma fecal que despedía ese entorno, sin contar las miradas de depravación y lascivia que me recorrían sólo por llevar dos lupas milagrosas sobre mis ojos.
Así que respirando con mis branquias ornamentales, o mejor dicho, haciendo como que respirase con dos branquias de las cuales adolezco, me abrí paso entre esos objetos de estudio antropológico de la manera más apresurada posible.

Entonces creía que a pesar del horroroso lugar en el que me encontraba, tendría la posibilidad de hallar una salida rápida y segura, pero, para mi pesar, no fue así.
Justo al doblar la esquina, delante de mí, rodeado de adornos tan brillantes como el sol, desparramados por doquier para atraer la atención del incauto que consume transvestidos, y así apropiarse de los pobres infelices, lo ví:

Era tan alto como una montaña, sus pies y manos inmensas eran capaces de sostener un cesto de basura - del cual consigue su alimento -. Sus ojos, tan lejanos de mí, pero aún así apreciables, eran como dos orbes de fuego blanco, que brillaban mostrando la quintaesencia de lo que allí ante mí se presentaba. Y su mera presencia, hubiera hecho correr de miedo al más valiente de los dealers de Ciudadela. Era, eso que llaman, un... negro.

¿Qué podía hacer yo?, un simple hijo de la aurora boreal que nunca llega... simplemente correr, rogando al gran dios Spode que ese chimpancé erguido no se pusiese violento.

Ah, ¿y qué pasó después?, bueno, luego de semejante epifanía, esperé entre las jaurías salvajes de Boliniers a la llegada del colectivo de la línea 28.
Entre empujones y gritos de paraguas, bolitas, y otros enemigos de yisus-kráist me subí al bondi, dejando atrás todo eso, y sintiéndome una vez más, un simple humano más. Tan chico como la espora que vuela con el viento.


Pd: Mis puntos de vista no son ridículos, lo que sí lo es es que en este país se permita la inmigración latinoamericana.